El punkrock es un género ideal para cagarse en todo y con la cantidad de cosas que hay sobre las que hacer una “crítica constructiva” por estos lares, nos extraña que no proliferen más grupos, en pie de guerra, que hablen, como Alkayata en su disco “nadie sentirá pena“, de desahucios, de la puñetera austeridad, de tejemanejes, de jueces, de la República y esas cosas que hacen que nuestra vida sea un poco menos buena de lo que debería ser.
¡Qué juventud ésta! que dirían nuestros abuelos. Pero bueno, haberlos haylos y aunque sean pocas, son suficientes las bandas que hay para encender nuestra mecha más revolucionaria. Y, a pesar de que no podemos esconder la especial devoción por este grupo de Aspe desde que en uno de sus conciertos Pablo, el cantante, dijo aquello de “me cagüen su puta mierda“. Nos podríamos poner tiernos hablando de que con toda la morralla “reggetonera” suelta que hay por ahí, da gusto encontrar grupos que mantienen viva la causa de generaciones que han envejecido peor de lo que deberían, pero que, aunque ahora lo nieguen, tuvieron un punto de partida llamado punk que les (nos) enseñó muchas cosas.
Así que si estáis en ese punto en el que el sosiego ha sepultado la rabia, escuchar las doce canciones que componen este disco, puede reactivar la parte de vuestra vida que creíais muerta. Y si sois jóvenes, pues ¡a ver si aprendéis algo COÑO!
Así que si estáis en ese punto en el que el sosiego ha sepultado la rabia, escuchar las doce canciones que componen este disco, puede reactivar la parte de vuestra vida que creíais muerta. Y si sois jóvenes, pues ¡a ver si aprendéis algo COÑO!
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