La paz, esa sensación que buscamos en sitios recónditos, rodeándonos de gente ajena a la irritabilidad, o en la soledad, o en el sonido de masticar tu sabor favorito, o en el olor de un té caliente con pastas danesas, o un café con cupcakes… lástima que no todo el mundo entienda la perfección del silencio, ni sepa interpretar el cartel de no molestar intrínseco en tus ojos cerrados y te obliguen a pasarte la vida improvisando aterrizajes forzosos en la realidad.
Como muestra, un botón. Cierta cafetería con cierto aire chick, de esas que últimamente inundan las calles de una ciudad, da igual cual.
El caso es que no debería costar tanto, pero cuesta, encontrar una canción acorde con lo que tomas, un tono adecuado para la conversación de al lado, un camarero, o camarera, que no sea impertinente.
La educación se nos escapa, pero quizá a la música podamos ponerle remedio. Por eso, hoy iniciamos una “sección” de maridaje de momentos en los bares, o en tu casa. Y como el otro día tuvimos una ardua discusión con cierta camarera de uno de esos bares sin estilo, en el que ponen, uno detrás de otro, los bodrios más insufribles del 40 latinos, hemos decidido empezar por el principio:
Primera sugerencia: EL CAFÉ DEL DESAYUNO.
Tostadas al gusto, croasanes, la conversación justa y de fondo trip hop, new age slow o algo que amortice el madrugón. Por ejemplo, Massive attack, Portishead, Morcheeba, Royksopp, Beach House, un piano de Yann Tiersen, una delicia de Bon Iver, o Father John Misty… y para no repetir: 200 grupos que sosieguen el punto escaldado del primer sorbo y la locura pasajera que much@s sufrimos hasta que vemos los posos de café al final de la taza.
Esta es nuestra lista, probadla mañana y nos contáis 😉
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