Por @ladiscordantede
El 8M es un día. Todas sabemos lo que significa y es obvio que reivindicar, y hacerlo unidas, sigue siendo necesario. Como es tradición, tengo mi camiseta morada lista y una cartulina en blanco para ver por donde me da antes de salir de casa.
Creo que han cambiado muchas cosas, pero no las suficientes. Celebro las que nos han hecho bien, pero también seguimos necesitando nuestro día marcado en púrpura en el calendario. Yo pensaba que habíamos llegado a un punto de no retorno en el que las distancias, aunque fuera poco a poco, se irían reduciendo hasta apenas ser perceptibles. Pero este año me ha apetecido escribir, porque he sido más consciente si cabe del frenazo en seco que el feminismo ha sufrido últimamente.
Ahora que escucho mucho la radio con mi tía, veo que si eres mujer y pones atención, todos los días hay una razón para enfadarse con el sistema. Unas veces es un asesinato machista, otras una violación, otras un comentario, supuestamente, gracioso y eso sin entrar en todos esos micromachismos, que sin ser yo Clara Campoamor, me mosquean, o me hacen pensar. Esto segundo creo que es lo proactivo, porque el enojo no es sano y, generalmente, provoca otros enfados que derivan en gritos, insultos o actitudes que son contraproducentes para el fin.
Lo mismo me ocurre con esa necesidad de excluir que siempre tienen algunos con sus puñeteras pancartas. Me pasaba en mis tiempos de sindicalista y me ocurre ahora cuando voy a una manifestación y tengo que escoger si caminar al lado de x colectivo, o representantes de no sé que partido. Estos días no son para eso. Ya tenéis más de 300 días al año para discutir vuestros matices.
Por eso, el fin des este artículo es, simplemente decir, que ahora que el enemigo es tan evidente, más que ir a por él, tengo ganas de conocer mejor a la gente que está en mi bando. No sé si es muy reivindicativo, pero esta tarde voy a la mani con mi madre representándome a mí, pero también a mi tía impedida, a mi abuela por lo que sufrió y a mi sobrina que no tiene por qué pasar algunas cosas que he pasado yo.
Voy porque siempre aprendo algo nuevo, o encuentro un motivo diferente. Y acumulando todo ese bagaje es donde rompemos con el pasado y nos inventamos un presente y un futuro diferente. Porque lo queremos, porque lo necesitamos y porque se puede. O eso creo yo e imagino que las que me van a rodear esta tarde.
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