Día 2: Tetsugaku-no-michi Ni Platón, ni Sócrates, ni Aristóteles llegaron a Japón hasta que fueron letras desordenadas en un libro. Yo, lo más parecido a un filósofo que he tenido son las gafas de pitufo ídem que me ponía mi madre cuando era pequeño. La verdad es que no era azul, al menos por fuera. Con […]