Dolores O´Riordan falleció un 15 de enero del 2018, por causas desconocidas llevando a su máxima expresión el concepto “Blue Monday”. La depresión la persiguió, quizá acuciada por esa fama que todos deseamos hasta que sufrimos sus consecuencias.
The Cramberries nació en aquellos tiempos de depresión grunge de principios de los 90. Aquellos inconfundibles primeros acordes de “Dreams”, con la que tantos novios han cortado su tarta de bodas, fue un canto angelical en mitad del ímpetu nirvanero y la melancolía de Smashing Pumpkins.
La O´Riordan tenía una voz inconfundible con aires de folk irlandés, que mezclada con guitarrazos rabiosos tenía una conexión especial con tus sentidos.
Tras un primer disco demasiado irlandés, se arriesgaron con “No need to argue”, apenas un año después, que, a la postre fue el álbum de la consagración de la banda de Limerick. Fue el año de la muerte de Kurt, y aquel “Zombie” fue como un soplo de aire templado, para una transición llevadera hacia la postadolescencia de los Grunge.
“To the faithful departhed” (1996), fue la antesala del descanso. Y en 1999 llegó la cima con “Bury the hatchet”, un disco con temas gélidos y un aire de siglo XXI, más pop y menos folk con melocotonazos como “Shatered” o “Animal Instinct”, que fueron la personificación musical de un estado depresivo cada vez más evidente en la señorita O´Riordan.
Después llegó “Wake up and Smell the Coffee” (2001) y una separación necesaria, con 2 discos en solitario de Dolores O´Riordan y una última intentona de éxito en 2009 con un tour para nostálgicos y dos discos con más pena que gloria: Roses (2012) y Something Else (2017).
Estas son nuestras 50 songs of… The Cramberries:
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